Efectos del tabaco en la piel
Fumar es perjudicial tanto para el corazón como para los pulmones, teniendo los fumadores más probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer de pulmón. No obstante, uno de los conceptos a los que menos importancia se le dan son a los efectos del tabaco en la piel.
Todos sabemos que fumar es malo para nuestra salud, pero no somos tan conscientes de que también perjudica seriamente el bienestar y el aspecto de nuestra piel. Calada a calada, abrimos la puerta al envejecimiento acelerado y a numerosas enfermedades dermatológicas.
Reduce el flujo sanguíneo en la piel, privándola del oxígeno y los nutrientes necesarios, y también conduce a otro tipo de efectos dañinos. Si quieres saber más, en este artículo te contamos las consecuencias que tiene el consumo de tabaco sobre la piel.
Los efectos del tabaco en tu piel
Desde el punto de vista estético, fumar genera envejecimiento prematuro y la aparición de más arrugas, debido a una alteración del flujo sanguíneo de la piel que dificulta la llegada de oxígeno y nutrientes. Esto da lugar a una deshidratación de la piel que aparece áspera, quebradiza e inflexible.
Las arrugas en los fumadores suelen tener una mayor profundidad y están más marcadas. En concreto, se ha demostrado que la presencia de arrugas se duplica en el caso de los hombres fumadores y se triplica en las mujeres fumadoras.
Los tóxicos ingeridos crean radicales libres que participan en la oxidación de las células. Al disminuir la actividad de las células de la piel, favorece la aparición de infecciones, ya que repercute de manera directa sobre la respuesta inmunológica.
Otra consecuencia es que, si se consume tabaco, es difícil conseguir una piel clara y suave. Dado que la sangre no fluye adecuadamente debido a la constricción vascular, la piel es más susceptible a los capilares y venas rotas, lo que provoca decoloración e hiperpigmentación.
La deficiencia de flujo sanguíneo, oxígeno y nutrientes hacen que la piel tarde mucho más en recuperarse o sanar después de un golpe, cirugía u otros procedimientos médicos. Fumar puede retrasar la curación en general. Las úlceras pueden persistir más tiempo y el riesgo de infección de heridas y cicatrices aumenta significativamente.
También es visible con el paso del tiempo la aparición de manchas grisáceas o amarillentas, que se encuentran sobre todo en los dedos de las manos.
Manifestaciones que podemos encontrar en la piel de los fumadores
- Respirar el humo del cigarrillo contrae los vasos sanguíneos, lo que reduce el nivel de oxigeno y nutrientes en los tejidos de la piel.
- Las personas fumadoras pueden desarrollar mejillas huecas a través de la repetición de los cigarrillos, lo que es particularmente notable en los fumadores con bajo peso.
- Fumar también disminuye la cantidad de agua en la capa más externa de la piel, lo que podría explicar la sequedad que experimentan los fumadores.
- Los componentes tóxicos del tabaco reducen la producción de colágeno y elastina, que dan sustento y flexibilidad a la piel.
- Fumar causa que el tejido cicatricial se forme más lentamente, y la causa principal de esto es, sin duda, la reducción del suministro de sangre a la piel. Esto reduce la cantidad de oxígeno y nutrientes que llega a una herida, lo que a su vez alarga el tiempo que tarda en sanar.
- El tabaco también produce el color amarillo de la piel, los dedos, las uñas y los dientes.
Como se puede observar, la piel sufre las consecuencias del tabaquismo, no sólo con enfermedades graves como el cáncer, sino también con aquéllas que afectan su estética generando arrugas prematuras, cabello reseco y piel seca.
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